La Parroquia de Santiago, la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila y nuestra cofradía vivieron ayer un emotivo momento que guardaremos siempre en nuestro recuerdo. Rafael Salido, hermano de la Vera Cruz y sacristán de nuestra querida parroquia, fue instituido en el ministerio laical de acólito de manos del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Demetrio Fernández González, administrador apostólico de la diócesis de Córdoba, en el transcurso de la celebración de la solemnidad de san Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia Universal y Patrono del Clero Secular Español.

Rafael Salido ha vinculado gran parte de su vida personal y profesional a la Parroquia de Santiago Apóstol y a la Basílica de San Juan de Ávila, ayudando en el servicio del altar a los párrocos y rectores que, a lo largo de los años, han recalado en estos dos importantes templos avilistas montillanos.

En una emotiva celebración, el que en apenas unos días se convertirá en obispo emérito de Córdoba, acompañado del clero montillano y de un nutrido grupo de monaguillos, instituyó en el acolitado a Rafael con un rito que invita al nuevo acólito a participar de un modo especial en las celebraciones litúrgicas de la Iglesia, confiándole la misión de ayudar a los presbíteros y diáconos en su ministerio y distribuir, como ministro extraordinario, la Sagrada Comunión a los fieles, incluso llevarla a los enfermos.

El ministerio laical de acólito es un valioso servicio dentro de la Iglesia que conlleva la importante responsabilidad de captar «el sentido íntimo y espiritual de las acciones que realizáis, de tal manera que cada día os ofrezcáis vosotros mismos al Señor, como sacrificio espiritual que Dios acepta por Jesucristo» –según el ritual pronunciado por D. Demetrio.

Entre sus funciones se encuentran la asistencia en el altar, el cuidado de los objetos sagrados o la distribución de la Sagrada Comunión. Con esta especial dedicación, ha sido llamado a amar con amor sincero el Cuerpo místico de Cristo, es decir, al pueblo de Dios, y amarlo sobre todo en sus miembros necesitados y enfermos.

Este ministerio también exige una formación continua en la liturgia y un profundo compromiso espiritual para servir mejor a la comunidad, algo que nuestro hermano Rafael viene haciendo con gran diligencia durante sus años de servicio a nuestra parroquia.