«Yo soy hijo de Dios y heredero del cielo», glosó el exaltador

La Parroquia de Santiago Apóstol, donde reciben culto el Santo Cristo de Zacatecas y la Virgen del Socorro, acogió la anoche la tradicional Exaltación de las Siete Palabras, que en 2025 alcanza ya su XXII edición.

En esta ocasión el encargado de rememorar las siete testamentos verbales que ofreció Cristo pendiente de la cruz fue Gonzalo de Alvear y Álvarez de Toledo, quien en su exaltación brindó una profunda catequesis sobre el sufrimiento de Cristo crucificado. Tras la celebración de la Eucaristía y la presentación al acto, nuestro hermano Miguel Navarro ofreció una sencilla y breve semblanza del exaltador, quien deseaba que toda la atención del acto recayera en Dios.

Gonzalo, madrileño de hondas raíces montillanas que se remontan a generaciones, insertó las siete últimas palabras de nuestro Salvador en el contexto de una pasión redentora donde cada gota de sangra derramada, cada jirón de piel arrancada, cada espina que atravesó la cabeza de Cristo fueron imprescindibles para el cumplimiento de la promesa de Dios: «no hay nada más revolucionario que el perdón, pues solo quien sabe perdonar, es capaz también de pedir perdón».

Con abundantes referencias a las visiones místicas de la beata Ana Catalina Emmerick y de santa Margarita María Alacoque, Gonzalo comenzó su discurso dirigiéndose a la audiencia como «hijos de Dios y herederos del Cielo» y se adentró en el misterio de la Cruz desentrañando el significado del amor de Dios al entregar a su Hijo ante tamaño sufrimiento. Abordó el perdón, la confianza en Dios y el ofrecimiento del sufrimiento personal como una forma de participar en la redención.

Después de unas breves palabras de agradecimiento del hermano mayor Florencio Polonio, el acto concluyó con un momento de adoración al Santísimo Sacramento con el que se subrayó la presencia continua de Cristo en la Eucaristía.